Hace unos años una ruptura amorosa me brindó uno de los mejores regalos que he podido darme hasta hoy: el placer de amar mi compañía.
Fue gracias a ese momento y el dolor inevitable que trajo consigo separarme de alguien que había formado parte de mi camino, que tomé la desición de conocerme de nuevo.
Comencé por darme la oportunidad de probar nuevas actividades que despertaban mi interés y curiosidad, y que además me hacían sentir bien con mi cuerpo y mi mente.
Así fue como ir a remar a la playa para ver el amanecer y el atardecer, la meditación y la terapia se volvieron mis mejores planes.
También retomé prácticas con las que amo nutrir mi conocimiento, como la lectura y la escritura (gracias a esto nació Leer donde Sea), e integré otras como escuchar podcast mientras me cocinaba, hacía ejercicio o iba rumbo al trabajo para seguir aprendiendo sobre temas valiosos y también sobre mí.
Pero sobre todo, las citas y tiempo a solas conmigo misma me enseñaron que aunque a veces las relaciones pueden no funcionar:
Un corazón que se rompe no se hace pedazos. Se abre y le cabe más amor.
Gaby Pérez Islas
Así que escribí esta carta para recordarlo:
Toma ese amor que has cosechado para ti y plántalo en otro corazón cada vez que puedas.
Entrégalo en cada oportunidad que tengas.
Dalo a manos llenas y recuerda siempre regresar a ti.
Tú eres la fuente de todo ese amor.
Ese que no termina pero que necesita lo cultives primero para poder entregarlo.
Sé fiel a ti misma y confía en tu sabiduría. La misma que te indica que ha llegado el tiempo de compartir lo que en su momento sembraste para ti y que ahora puedes brindar a quienes te rodean.
Recuerda que un amor infinito siempre nace de un infinito respeto y agradecimiento por quien has sido, eres y serás.
Te abrazo,
~ Gabriela Dorantes
🥹💜🙏🏼 ¡Qué hermosura! Me encontré en tus letras. Qué lindo es esto de compartir lo que sentimos. Wow ✨️ Gracias por compartirme esto.
Cuando se te quiebra la vida, o el corazón, es una invitación para ir más y más profundo. Qué bello escribes 💖