Hace poco recordaba el inicio nuestra historia. Esa que vino a tomarme por sorpresa cuando te escuché preguntarme: Would you like me to stay?
Entonces no sabía todo lo que venía después: Tú viajando a México por primera vez, yo sintiendo miedo, incertidumbre y emoción al mismo tiempo; nuestras caminatas, los viajes en autobús, los imprevistos, las risas, el llanto. Yo probando comida vegana, tú volviéndote fan de las micheladas y los chilaquiles. Nuestra ida a Cuba, enfermarnos como nunca, la desesperación, la complicidad. Acostumbrarnos a expresar nuestros sentimientos en un idioma común pero diferente al propio, nuestras diferencias y, sobre todo, la certeza de querer un futuro juntos.
Luego vino nuestra despedida.
Lloramos en el aeropuerto frente al filtro de seguridad que tendrías que atravesar esta vez sin mi. Llorábamos porque teníamos que separarnos después de dos meses de experiencias, espacios y momentos compartidos. Te abracé y besé por última vez antes de irme a tomar el autobús que me llevaría de regreso a casa para después embarcarme en un nuevo viaje sin ti. El corazón se sentía triste y a la vez agradecido por el tiempo juntos. Y aunque la promesa de vernos nuevamente en unos meses me reconfortaba, el dolor de tener que despedirnos también reclamaba su lugar en mi maleta. Así que le hice espacio.
Empezamos un año conociendo nuevos lugares cada quien por su lado y después de tres largos meses, vinieron nuevas primeras veces: Mi viaje a Austria para conocer a tu familia, probar el mejor postre y vino después de una tarde de bicicleta, nuestras excursiones en auto y tren para visitar lugares envueltos en naturaleza, yo sin saber distinguir el momento en el que cruzábamos a Suiza o Alemania, tú descubriendo que no me gusta hacer hiking pero que amo el schnitzel. Nuestras tardes de café, ir a caminar o cocinar. Mis continuas ganas de huir por no poderme comunicar, mis ganas de quedarme por haber encontrado un nuevo lugar al cual llamar hogar y la certeza de que el amor es un lenguaje que los dos compartimos aún viniendo de diferentes partes del mundo.
Después… Adiós otra vez.
Esta vez, solo por un mes. Uno que pasó tan rápido que cuando quise darme cuenta, ya estabas a mi lado para mi cumpleaños. Y desde entonces yo sigo pensando:
Qué viaje en el que nos hemos embarcado para reconocernos, disfrutarnos y caminar lado a lado.
Qué alegría habernos encontrado en esta parte del camino después de algunas batallas que hemos perdido y otras que hemos ganado.
Qué felicidad poder ser cómplices, amigos y amantes.
Despertar a tu lado es uno de los placeres por los que recé mucho tiempo antes.
Gracias por ser parte de esta historia.
Una que me acompañará y vivirá para siempre en mi memoria.
~ Gabriela Dorantes
Leerte me despertó tantos recuerdos y fue un placer traerlos al presente. Sigue disfrutando tu historia en las bienvenidas, en las despedidas y en el día a día 🤍
Gracias por tus palabras
Gabriela, qué dulzura leerte...