Ahora que he podido visitar lugares que conocí por primera vez hace apenas unos meses, he caído en la cuenta de que, incluso volviendo los pasos a sitios que se han vuelto familiares, estar abierta a mirarlos con una nueva perspectiva trae consigo un sin fin de posibilidades.
Así, viajes que me han llevado de vuelta al Mediterráneo, Austria y México, y que me harán volver a Antártica próximamente, se sienten como un ciclo que se repitiese con nuevas oportunidades.
Todo es final y comienzo al mismo tiempo.
Y entonces descubro que un viaje nunca se acaba realmente.
Y aunque sé cuál es mi siguiente destino, la meta se ha vuelto saber habitarme sin importar dónde me encuentre.
Hay viajes que llevan al centro de uno mismo.
Espirales que giran y muestran nuevas formas de ver y sentir.
Vueltas que nos regresan a lugares y situaciones ya vividas pero que, con un poco de apertura y valentía, llegan para enseñarnos nuevas partes de nosotros mismos.
Finales y comienzos que se viven al mismo tiempo.
Y todo llega para ser experimentado.
Y todo pasa para dejar espacio a lo que necesita ser integrado.
Aquí cabe la posibilidad de todo lo que desea ser creado.
Aquí nace lo que está listo para ser manifestado.
En la pregunta caben todas las respuestas.
En la duda, todas las certezas.
Un lienzo en blanco es todo lo que el alma necesita para traer a la vida los sueños.
Y toda la magia vive en cada uno de ellos.
~ Gabriela Dorantes.
Hermoso🥹✨🌀🌀🌀