Un año de escribir(me) y compartir
Celebrando los aprendizajes de mi primer aniversario en Substack
Hace un año compartía mi primer artículo: El miedo también es de valientes. Ese escrito que envié a mis primeros trece lectores y que surgió de la libreta en la que me encontraba plasmando aprendizajes, emociones y pensamientos desde junio del 2022.
Fue justo hace un año que, además de compartir mis lecturas a través de Leer donde Sea, se me ocurrió también empezar a escribir y publicar reflexiones personales para darme el regalo de conocerme y conectar con los demás a través de mis letras.
De esta manera surgió el propósito de fusionar la lectura y la escritura en este proyecto de newsletter para hablar de todo aquello que me nutre e inspira en el día a día: los libros, los viajes, las conexiones, las conversaciones, las experiencias y los ratos a solas conmigo.
Y es precisamente el hecho de estar celebrando un año de compromiso con esta idea que quiero compartir algunos aprendizajes que he obtenido a lo largo de este tiempo acerca de mi hábito de escritura, la plataforma de Substack y sobre todo, de mi misma.
Aprendizajes de un año en Substack:
Para ser constante necesito conocer y honrar mi propio ritmo
Una de las metas que me propuse al iniciar este proyecto fue la de ser constante con mi ejercicio de escritura y publicación. Sin embargo, en ese momento me encontraba trabajando a bordo de un crucero teniendo jornadas laborales de diez horas diarias, por lo que sabía que establecer una agenda rígida y específica solo me traería presión y frustración si no lograba cumplir con los tiempos que me había propuesto.
Por ese motivo, decidí que compartir un nuevo escrito entre cada 5 y 10 días (esto también para no provocar spam en el correo de mis lectores) o cuando alguna fecha especial lo ameritara para mí, es lo que mejor me funcionaba. Y hasta el momento, este es el sistema que se sigue alineando con mis ritmos, pues me permite planificar algunos textos con anticipación y también ser flexible al crear otros de manera más espontánea.
Mi perspectiva no es una verdad universal
Como lectora, debo confesar que muchas veces me cuesta conectar con escritos que abordan temas e ideas como si se trataran de verdades que aplican para todo el mundo, ya que considero que cada persona puede tener una perspectiva muy única de cada aspecto de la vida de acuerdo a su experiencia.
Por esta razón, al redactar y compartir he aprendido a no imponer mis opiniones, pensamientos y sentimientos, entendiendo que parte de mi historia puede coincidir con la de alguien más pero también verse de manera muy diferente.
Compartir sobre lo que me importa es hacer las pases con que no todos van a resonar con lo que tengo para decir
En varias ocasiones, antes de publicar me he detenido a pensar si de lo que quiero hablar es algo que realmente le puede interesar a los demás, y en estos casos me recuerdo que lo importante es compartir sobre lo que genuinamente me emociona y resuena a mí, soltando la expectativa externa y reconociendo que al final todos tenemos el derecho de elegir qué leer.
De este modo hago las pases con las veces que después de publicar algo recibo una baja de la newsletter, pues comprendo que así como hay personas que no resuenan con mis palabras, hay otras que sí conectan con ellas de manera auténtica.
+ Inspiración - Comparación
Uno de los aprendizajes más valiosos que he obtenido con este proyecto es el de no comparar mi proceso con el de los demás y, en su lugar, celebrar aquello que me inspira de otra persona compartiendo alguna de sus frases, escribiendo un comentario sobre lo que ha conectado conmigo de sus textos o recomendando su trabajo a alguien que pueda resonar con ellos.
Así, he logrado generar una conexión genuina con personas increíblemente creativas, llenas de conocimiento que me nutren, inspiran, retroalimentan y motivan a seguir compartiendo lo que me gusta.
Probar y experimentar me ayuda a descubrir qué funciona para mí
Me gustaría decir que en este tiempo he encontrado mi fórmula perfecta para escribir y publicar, pero la verdad es que prefiero jugar, probar y experimentar distintas maneras de hacerlo para ir descubriendo qué se acomoda mejor a mí en diferentes situaciones.
Por ejemplo, a veces algún texto que quiero compartir puede surgir de las libretas donde practico journaling y en otras ocasiones puedo abrir directamente un nuevo borrador en Substack para empezar a plasmar el contenido que quiero desarrollar utilizando fotografías, citas de autores, vídeos y hasta canciones o algún podcast.
Así mismo, me gusta variar la extensión de las publicaciones y hacer algunas muy cortitas para compartir textos que se puedan leer en un minuto o más extensas para profundizar en algún tema. Todo depende de mi energía y tiempo disponible.
Disfrutar y celebrar el proceso
Aprender a soltar el peso de mis propias expectativas y celebrar cada pequeño logro en el camino suena sencillo, sin embargo, esto continua siendo algo que intento recordarme diariamente, pues como escribe Natalia Lafourcade en su libro De todas las flores:
Hay que honrar cada segundo y cada paso que se camina… siempre sabiendo que todo pasa, pero que el proceso está lleno de magia, matices, de momentitos que valen oro, de enseñanzas.
¡Gracias por llegar hasta aquí!
Y gracias también a quienes se han sumado a este proyecto regalándome su tiempo para leer, comentar, compartir y conectar con mis letras durante este primer año.
¡Me inspiran a seguir haciendo lo que amo!
💌 Recuerda que puedes encontrar todas mis publicaciones anteriores aquí.
Felicidades y gracias por compartirte así! Nada es casualidad que justo estoy acá queriendo compartirme y animarme a comprometerme para escribir y hacer lo que me gusta, descubierto hace poco, asique te agradezco de corazón y que las letras sigan bailando sobre los lienzos que encuentres plasmar! Abrazo enorme
Wooow, ame cada letra y cada palabra, cada aprendizaje. Sentí como si fuera justo lo que necesitaba leer en este momento. Gracias por compartir de manera tan linda . :)
Gusto saludarte virtualmente,
Cris